Friday, August 26, 2011

En Paz



Jugaremos bajo los aromos
hasta la próxima venida
del viento padre.
Pero no me digas nunca más
que tienes un miedo infinito.
Que nunca más se cierren los caminos
de tus ojos, porque siempre
podemos jugar hasta tarde
con el sol y las cosas.

Porque siempre recuerdo la noche
en que las luces se fueron porque sí
a esconder en las secretas líneas
del cielo.
Y me sentí perdida con mis zapatos
en la ventana,
mientras debajo de mi cama
las luciérnagas dormían.
Antes de que mis lágrimas volasen
tu beso en mi frente
dibujó de nuevo el amanecer,
quizás sin querer,
en todo nuestro mundo.

Entonces no me digas
que no eres luz de cometas.
Porque mis manos se hicieron como las tuyas
bajo las lluvias de verano.

Solo ven a jugar conmigo,
como siempre, que mis ojos te esperan,
mis colores esperan enredarse con los tuyos,
para olvidar quién era ayer
y ser contigo bajo un aromo, una estrella,
un buen recuerdo.//

El Último Novelista



El último novelista
descansa en la última silla
que vio el último amanecer.
Y cuando la última palabra
cierra el último capítulo
de la su última novela,
es entonces que repara
en la última estrella,
que con su último rayito
desciende al último pensamiento,
al último sueño que tuvo
en la última noche en que pudo soñar.

Y recuerda ésa, la última noche,
la última amada a quien quiso
como último deseo antes de.
Antes de dormir le dijo la última cosa:
que nunca dejara que su última memoria
fuese la última lágrima que liberase
en la última nostalgia.

El último novelista
descansa en el último paisaje
que conserva el último viento
que acaricia sus últimas páginas.
La última novela yace en las últimas manos
que tocarán alguna vez el último libro
que existió en la última noche.
Y siendo él los últimos ojos brillando,
la última mente latiendo por los miedos últimos
pensó en sus últimos personajes
y en sus últimas acciones
que fueron como las últimas cosas
que uno piensa al despedirse.
Aunque él no pensaba en estas últimas cosas
sino en las penúltimas
que son las más tristes por anteceder
a la conclusión, al último punto.

Y el último novelista
entonces se repliega al penúltimo pensar
al despedirse,
que pasa a ser el último pensar
que pasa por la última mente palpitante
en el último cielo.
Que tiene al frente las últimas cosas,
se deleita en ellas,
pero al mismo tiempo no son,
se mezclan con el último segundo venidero,
en que ya no serán más.
Son ingrávidas.
Y en esa sensación
alguien más cierra la novela
y el último novelista
vuelve a su primera página,
a su primera palabra,
cuando le tembló la mano
y vio el primer rayo de sol
bajo los primeros campos
que pudo imaginar.//



(..."but the fool on the hill / sees the sun coming down / and the eyes in his head / see the world spinning round" .-The Beatles.)

Ebria de Luz



Esta tarde, esta misma noche,
bajo el mismo aire que tarda en despejar
las dudas,
pretendo enclaustrar mis modos de porfía
y ser una ebria más de luz.
Entregándome a la palabra furtiva,
a la fuerza de los que adoran la fe,
quiero ser con ellos una sola pisada
que haga eco en todo el universo.

Pero, ¿qué será necesario, Dios,
de hacer para que silencien el bombardeo
de cartas en cuanto horizonte ven
las sombras?
¿Será necesario el abismo, o salir del abismo,
o pasear por la luz hasta darle
encuentro a la eternidad?

Entonces para qué el sereno vivir
si hemos de explotar
ebrios de luz
y crucifijos de felicidad.

Esta tarde, esta misma noche,
bajo el mismo sol que me dijo no,
no caminarás más,
pretendo unirme a las nubes
en marchas de vapor
y ser una ebria más de luz
entregándome al clarear de las almas
mientras espero al límite de mi garganta
el eco de la sola mirada
que haga uno todo el universo.//