Quien
pueda olvidar de verdad,
que
lance la primera piedra.
La
piedra angular de amurallados
subterráneos
donde se pueda esconder la cabeza
en el
mar inhóspito
del
alma sin recuerdos,
de las
voces sin recuentos.
La
aurora se ve arriba
formando
rostros infrahumanos
al
acorde de un canto
suprahumano.
Quien
pueda cantar de verdad,
que
lance la primera nota
al
infinito del aire.
Será
registrada su voz
para
los tormentos de las calles,
para
quienes viven buscando
otras
voces en otros cuerpos
y que
bailen acéfalos
entre
baldías miserias.
Que
sea el primer cuerpo en un campo
de
cuerpos intocables,
cuerpos
dispuestos a ser
deconstruidos
por
miradas blancas,
tuyas
y mías,
que
salgan de lo común,
del
subterráneo común
donde
se esconden las cabezas
de
quienes olvidan de verdad.
Y
canten los cuerpos
como
en un día de sol
pero
sin sol.
Quien
pueda olvidar de verdad
que
lance la primera piedra.
La
piedra angular de mi casa
donde
les haré entrar,
les
enseñaré a volver a recordar,
a
volver a tejer
memorias
para abrigarse
en el
crudo invierno.//
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