Terrena,
déjame ser Celestia.
¿Celestia?
Pisa suelo profundo
y no
te vueles con el tiempo perdido.
Perdida
tu alma es, Terrena.
Los
barriales no son carga
que
mis pies en alas deban aceptar
por
largo tiempo.
Y por
todo un momento, Terrena,
más
vale vivir por un momento
lo que
siente la burbuja al viento,
ser
preciosa luz pequeña.
Eso es
vida, Terrena.
¿Qué
quieres entonces, ser Celestia,
y
pretender volcar el mar
en una
copa?
Yo
quiero ser Celestia,
donar
mis cargas al desamargo,
y puede
entonces que me vaya feliz
a un
pequeño desierto
donde
los mil soles se abrazan.
Pero
yo quiero ser ahí
como
un pequeño sol nuevo,
lista
para que me descubran,
lista
para que me persigan,
no
como a un dios,
sino
como a un objeto curioso
que
merece ser observado
con
detención.
Terrena,
déjame ser Celestia,
déjame
ser un puñado tornasol
de
risa alta,
de
risa del Altísimo,
quiero
ver qué hay
dentro
de las estrellas,
que
atrapada en estas raíces
ya no
puedo volver a cantar.
Celestia,
Celestia,
no
eres nada sin Terrena,
debes
ver el tiempo entero
antes
de escudriñar
los
segundos entremedio
de las
luces del alba,
hasta
desaparecer.
Debes
ser dolor
antes
de ser gloria.
Debes
ser Terrena
antes
de ser Celestia,
Siempre
serás ambas.//
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