Wednesday, May 26, 2010

A mis hijos



Si tan solo hubiera visto lo que venía.



Un coro de arpas me hizo comprender


lo tardío de mis alas puestas


en un relámpago, bajo la lluvia de menta.


No soy de aquí, extraditados mis pasos


entre la música de cielos castos.


Pido entonces un último deseo,


déjenme al menos escribir lo que siento.



Si tan solo hubiese visto lo que venía.



Las cosas son cruentas entre las personas


sin opinión. Nadie a quien cantar una sola


sinfonía. Lluvia de sal obviando las miradas


al cielo. No soy de aquí.


¡Simplemente no pueden


no dejarme mirar al cielo mientras llueve!


Aunque los ojos ardan, mi mirada


corresponde al cielo, aunque soberbial


sea mi acto y la gente discarde mi ángel


y la luz embrutecida de mi alma estilando.



Pido al menos un solo deseo,


déjenme al menos escribir lo que siento.



Si tan solo hubiese visto lo que venía.



Extirpada de todo cosmos construí


almas de papel translúcido y de palabras


cáusticas y volátiles, dulces en el fondo


cuando se las recuerda en medio de las


discusiones con el funcionario bancario.


Mundo transversal y sin embargo hermoso.


Afirmo que es hermoso aunque me ahogue


bajo la inundación de la lluvia de sal y aunque


las arpas estén muy lejos y ya


no toquen para mí.


Ya no tocan para mí.



Y es por esto que escribo, hijos.//

Monday, May 24, 2010

Soliloquio Citadino


En la ciudad se nos agotan las posibilidades
de marcha. Pasos consecutivos gemelos del tiempo.
Mi alma colocada entre una pira de
neumáticos prendidos con parafina.
Y arde, no sé si encontraré el frío que me dé
una noche larga para enfrentar los miedos
con toda la desesperación que me impone el tiempo.

Las infinitas marcas en el empedrado
me indican que los soliloquios se acabaron
por hoy.

Alguna vez creí en los avisos publicitarios,
sí, cuando aún comía fruta artificial
y miraba las noticias todos los días.
Pero los años me hicieron ambicionar retos
a la memoria y a mi capacidad de ser feliz.
Y fue mi culpa que él me dejara, fue mi
incapacidad de trenzar el día y el día
con el pequeño esfuerzo de la pequeña sonrisa
y sincerarme tras una noche de desvelo.

Cuando a las tres de la mañana
no quedan cigarros y lo restante
es consecuencia de la epifanía precipitada.

Trenzar el día y el día y el día y el día y el día
y las cosas nimias y la micro y los gritos
y el día y el día y las advertencias de desvío
y el día y el día y el día y la comida vencida
y el día. Y la noche.

Se acabaron los soliloquios por hoy.//

Desalojo


A veces quisiera que el amor abandonara
el campamento que tiene instalado desde
mi nacimiento en las laderas de mi alma.
Clamo por el día del desalojo voluntario,
sin armas de por medio, sin sangre derramada.
Que al fin se rindan las bestias pordioseras,
los parásitos sin nombre y la pena de la soledad
en pequeñas dosis intermitentes.
Arado el terreno, plantaré mi propio reino
con algunas semillas de aire que me dio mi madre
cuando lancé mi primer llanto al nacer.
Y la primera vez que me rompieron el corazón.
la centrífuga de la desazón, vértigo del cometa
aéreo, ciclón y marcha volátil. Pie frágil.
Las plantaré yo sola, no quiero nada concreto
sino la transparencia de los mil modos de existir.

A veces quisiera que el amor abandonara
el terreno que tiene ocupado en las rinconadas
de la memoria emópata de bajo calibre.
Expropiar los terrenos que ellos llaman libres
entre las actitudes de poca monta
y el llanto a medianoche circulando entre los párpados.
Vagabundeando entre los sueños buscando
la caminata sobre espejos rotos.
Repten, monstruos de fresa carmesí, su dulzura
hiere mi orgullo, gata de ojos amarillos
y pelaje níveo, me hiere, me hiere.
Busquen refugio cándido lejos de mis desolados
pasajes de leprosos y hechiceros de utilería.
Lejos.


Pero se queda, abejorro porfiado entre
claveles de artificio. Se queda.

Y la noche es cada vez más longeva
en su disgusto de pleno, y los días son pequeñas
cuentas de hielo colgando del cuello.

Prisa de misántropo.
Llanto de licántropo.

Mujer perdida en el alba gregario
y elefantes árticos protegiendo intentonas
de desalojo.//

Grisamargo


Grisamargo.
A veces los amantes se besan
con un cuchillo entre las manos.
Y algo así como te estoy mirando
deviene en ellos cuando un solitario
repara en ellos como moscas
en la torta de cumpleaños.

Grisamargo.
Tienta al verso las ganas de simplemente
ser una buena persona.
¿Buena poesía? Moralismo hecho de galletas.
Los amantes moralizan en las esquinas
de las plazas aún cuando su blasfemia
rompeolas triza las flores
que dejaran hace tiempo los soñadores
solitarios
esperando el alguien. Ese alguien
que no soy tú ni yo.

Grisamargo.
Me cubre el gris, me besa el amargo.
A veces las montañas ganan peso,
a veces estoy bajo ellas como una gran manta
cuando duermo. Por eso no sueño,
por eso despierto con dolor de ánima cuando
pienso en ser amante y entonces mascullo
no hoy, no hoy, bruja vigilante.
Mi corazón está cansado, ¡y los amantes
de verdad no me aceptarán!

¡No! Tengo hielo bajo los ojos, miedo
petrificado entre los músculos de mi iris.
Me ata el gris, me posee el amargo.
Y los amantes son brillantes, rojos
y aman volar cuando el sol está bien alto.
Bien alto.

Y yo lo único que quiero es ser un cisne.//

Wednesday, May 19, 2010

Petty Little Fascination



En una pequeña manzana


dibujo un pequeño mapamundi


de notas que quiero dejar al mundo


que nunca me escribió a mí.


Je t'aime, je t'aime,


my petty little fascination.


Petty little fascination.



Corolario en cantos de sirena,


corolario de los hematomas del alma


y las voces que se pierden en el aire


como aromas desterrados en la ironía


del eterno momentum.



Todas las cosas danzan delante


de nosotros, los barcos de papel de diario


y las buenas noticias de una vida luminaria.


Tomo la mano de un desconocido.


Beso las manos de un desconocido.


Je t'aime, je t'aime.


My petty little fascination.


Petty little fascination.



Si el ave ha de migrar desde su casa


en el buzón de cartas al dintel


del edificio del frente, prefiero


cederle mi cama, que arme su nido


junto a mi almohada y me llene la


cabeza de plumíferas flagrancias.



Je t'aime, is it that difficult to get?


Je t'aime, y amo las cosas por el nombre


que emana su sombra y la voz que destella


su mirada bajo el sol.


Je t'aime, y prefiero que este


sea nuestro pequeño y fútil secreto.


Our petty little fascination.


Our petty little fascination.//

Wednesday, May 12, 2010

Red

Mi propia intriga, mis argumentos

caleidoscópicos volcados hacia

una sola catacumba,

llena de herrumbre despropósita

y el alma como bolsa depósita

de flores sobrealimentadas de color.

Oh, el desconsuelo de lo irrecíproco.

Han pensado en la tragicomia de luces sin retorno,

de butacas vacías, barcos varados en las nubes

que no recuerdan de dónde embarcaron?

Y cuanto más se busca, menos se encuentra.

Recuerdo el alba prima y no concibo

mis vestidos sin el brillo del primer paseo

bajo la lluvia de mayo.

Y siempre es así.

Mi propia intriga, mis propios

argumentos sedicentes volcados hacia

universos más allá de comunes

entendimientos.

Y candados entrelazos guardándome

el corazón.//

Tautos

Piensa que la gente piensa

justo lo que tú piensas

cuando piensas qué es

lo que la gente piensa que piensa.

Don't tell me God won't come today.

Si todos somos iguales, no me digan

que estoy una corriente de aire más lejos

de la libertad.

Porque he pensado que probablemente

más de alguna vez he pensado

en pensar acerca de lo que pensé

cuando pensaba

en un Arca

y entonces vi un Arca.

O pensé verla, que para el caso

es lo mismo.

Para el caos

es lo mismo.//

Fiesta de Máscaras

La fiesta de máscaras empieza

justo cuando las luminarias se esconden

de los colmillos níveos de la luna.

Van vestidos como libro polvoriento,

como libro jeroglario, juegan al misterio

de la bestia sombra, y confunden los sentidos

con dos perfumes distintos

manando de sus propios ojos. Dos pieles

que se enfundan en niebla identitaria

y juegan a la deconstrucción del alma,

al grito del alma cuando pregunta sus nombres.

Su desfile marcha en ondas de danzas

que nunca había visto antes, porque

movimientos gatunos así solo se ven en

la tercera etapa de los sueños. Giros

y maromas. Giros y destellos sumatorios

en sus brazos gráciles de cisne,

mujeres en flor y hombres binarios,

danzan con la luna que les canta al oído

a viva voz de la bóveda esteparia y sus hijas

lácteas en la voracidad de la oscuridad.

Y uno se queda atrás, a uno

se le cayó la máscara, pude verlo bien.

Le pedí los ojos a un gato del techo de mi casa,

de otra manera contemplar hubiera sido dormitar

sin conciencia. Sus movimientos ahora eran

militares, y su dureza me hirió. Los segundos cuajaron

en él. La lejanía del grupo lo volvió pálido, parecía

un bosquejo triste de la luna menguante.

Su imagen parpadeaba frente a mis ojos

gatíceos. Vi su máscara, corrí allá.

Quise devolvérsela para volver a verlo bailar,

y mi único deseo empañó mis ojos felíneos.

La máscara en mis manos se hizo sangre

de mi imagen. Adhirió a mi piel como luz absorbida

por los poros abiertos. La ciencia de mi nombre

fue falacia. Era mil bosques flotando en mares diversos

y yo incapaz de ver un reverso.

Él había desaparecido y yo lo reemplazaba

mientras descansaban en el tapiz de mi corazón

mis certezas.

Era parte de la fiesta de máscaras.

Era hija lunar encabritada por la música

que manaba de mi propio argumento,

y esclava de un solo sentimiento

recorro pueblos con gotas de sangre entre

mis gélidos dedos.

La fiesta de máscaras empieza

con el autoexilio del alba y el prolegómeno

crepuscular rozándonos la piel de manera

excitante. Y la luna en su santuario

nos invita una copa de elixir plata mientras

la fiesta confusa de la oscuridad

juega malabares corpóreos, los cuerpos

ondulantes clarean magias estelares

y una máscara abomina el cotidiano

para transformarlo en azar y aire,

transfigura de la latitud de diario.

La resaca del alba me deja tirada en la calle.

Retorno a pasajes truncos, claustros similares

y pienso en la máscara en mi bolsillo,

mis ojos de gato

y la luna que aguarda vestida de azul

en cada quiosco. En cada intersticio.

Reconoce a sus hijos y les guiña un ojo.//

Runaway

Yo a veces dibujé estrellas en el piso

con tiza y me encerré adentro

tardes enteras.

Nadie era el centro incandescente. No.

Erraban pájaros de otros cosmos a mis pies

que en su épica me regalaban palabras neutras

y el sol me daba en la espalda cuando hacía frío.

El estoicismo persistió hasta

que hice un pacto con la memoria.

Alcanzaba para sonreír la milésima

reverencia del estío. Compleja, sonrío.

La estrella nunca pareció aflojar

sus límites, yo era la dueña de un buen

trozo de tiempo. Pero reiteraba y oraba

sus cuidados a mi silueta alienada, como

rogando hasta la llegada del verano.

Vi entonces gente bailando bajo la lluvia

pero la estrella no me dejó ir.

Orquestas megalómanas encendiendo

artificios de pentagrama, pero la estrella

no me dejó oír. Entre las pocas cosas

que encontré entre el desgaste iluso de la piel

encontré un hacha. Me batí con el aire

para escapar del delíneo delirio de mi espacio

y luché.

Luché y a veces era mi propio dolor

el presente. Como autoextinta.

Luché y estaba viva.

Luché y estaba viva.

Y al final el aire sin usar se abrió ante mí

como un designio dantesco. Átomos sin usar.

Lejos corrí hacia donde bailaba la gente

y bailé con ellos sellando el pacto tangible

y real

de lo pequeño.

Vivo en mímica con el resto del mundo.//