Monday, December 17, 2012

Viento entonces






La estrella más brillante
se pierde aturdida en su propia luz.
A veces las notas más lejanas resuenan más
en los recuerdos. Botan su esencia
en la pupila
y se llevan
y se elevan
por sobre lo que queremos
llegar a ser.
Queremos ver todo,
queremos ser todo
y dentro de una burbuja
se refleja todo.
Y cuando se lo lleve el viento
quién sabe si sobrevive
dos, tres calles
más allá.
Hacia otro barrio,
otra comuna,
otros mundos.

Algunas cosas duran tiempos largos.
El reposo de las palabras,
la sabiduría de los tiempos
perfectos.
Yo quiero inventar colores,
pero el color más brillante
se pierde entre vahos de luces
más brillantes.
Jamás inventaré algo más brillante
que el mismo plan de vida
encontrado
bajo mis pies.
Guardo todo entre burbujas,
quién sabe si esa burbuja
se reviente en tu nariz
y veas
la risa que te guardé
para hacerte sentir mejor.

Quiero hacer monumentos de espuma
de un segundo,
porque esas cosas duran
una vida en realidad.//

En redada






Como si no pudiera dormir entonces
mi cama se llena de enredaderas
al cielo, y el cielo clama
que lo dejen dormir también.
Veremos las cosas complicarse
a los pies de la cordillera,
mientras mi rezo calla,
todo vuelve a ser como lo dejé
en el último rally.
Sin fantasmas todo es peor, supongo,
uno se estrella contra nada:
al menos los fantasmas
guían el desvarío.
Siempre los fantasmas,
las enredaderas insaciables en los talones
por donde subo, subo
a una imitación de cielo
increíblemente barata.
Calma, calla el sismo de lo interno
de los recuerdos en sepia
bordados en telas viejas,
somos piedras sordas
nadando hacia el finito.

¿Quién me dice que no puedo
tocar las estrellas?
Mis amigos me miran desde abajo,
desde los pies de mi cama
todos atesoran mis cosas dejadas,
mis despojos y libros
se los quedan como valía viva.

¡Corazón explota, corazón
reviértete en tu fuerza!
Quien no me llore entonces
recordaré su verdadera inquietud
conmigo en su vida,
y me cruzaré después en un momento incómodo
para cobrarle una palabra.
¡Corazón explota,
explicita tu voz de tormento!
El último paso extremado
por las enredaderas avanzando
arriba determinado,
arriba,
cielo inventado,
en una noche de insomnio,
la tormenta pequeña entre las sábanas


me aprietan las manos las flores,
oh, el tormento de no saber
cómo ordenar los saberes
dentro del alma.//

Enseñar a recordar




Quien pueda olvidar de verdad,
que lance la primera piedra.
La piedra angular de amurallados
subterráneos donde se pueda esconder la cabeza
en el mar inhóspito
del alma sin recuerdos,
de las voces sin recuentos.
La aurora se ve arriba
formando rostros infrahumanos
al acorde de un canto
suprahumano.
Quien pueda cantar de verdad,
que lance la primera nota
al infinito del aire.
Será registrada su voz
para los tormentos de las calles,
para quienes viven buscando
otras voces en otros cuerpos
y que bailen acéfalos
entre baldías miserias.
Que sea el primer cuerpo en un campo
de cuerpos intocables,
cuerpos dispuestos a ser
deconstruidos
por miradas blancas,
tuyas y mías,
que salgan de lo común,
del subterráneo común
donde se esconden las cabezas
de quienes olvidan de verdad.

Y canten los cuerpos
como en un día de sol
pero sin sol.

Quien pueda olvidar de verdad
que lance la primera piedra.
La piedra angular de mi casa
donde les haré entrar,
les enseñaré a volver a recordar,
a volver a tejer
memorias para abrigarse
en el crudo invierno.//

Drop




Me veo a los pies de las penas
como una pequeña gota
vaciándose en la mejilla
de las melancolías propuestas.
Sé que a veces me propongo
ser una gota cayendo inválida
sobre hojas secas,
recuerdos secos de siempre,
espectros del pasado
que pretendieron besar
calzar
mis andanzas.

Pero si dice mi nombre
otra vez, otra vez,
esa luz de alerta se vuelve
la pereza de la pena inconclusa:
siempre habrá tiempo para
soltar las lágrimas a mi antojo,
volverse de piedra un poco,
ser voluble así violenta así
nublada así desesperada
porque el ciclo así lo pide
te apareces de nuevo y yo no puedo más
nopuedomásqueavanzarsinrespirar
otra vez, otra vez
ser la lágrima caída
en mejillas ajenas, ser cada lágrima
en las cuitas universales
de cada persona en Santiago.

Y ahí dejar de sentir que soy un velero
en el cemento y en la soledad miriada
de Santiago.

Cada quien padece
a los pies de sus propias penas
y humedece el día
y se encierra en una gota
para dejar que suene un disco de silencio de fondo
que en su red atraiga polillas,
amores y enamores vanos,

para llorar entonces
llorar entonces
entre la multitud.//

Princesa del silencio




Como las voces se puedan escapar,
quien posee la fuerza para detener
el sonido,
se arriesga al frío
del silencio inmortal.

La princesa del silencio
extiende su mano a las aguas
para darle a los peces
fragmentos de palabras
sin sabor, sin tenor, sin temor
a las represalias del hielo.

Oh, pequeña.
El hielo
es el peor suplicio.

Princesa del silencio
y sus batallas álgidas
dentro de botellas vacías.
El mismo show de encerrar diálogos,
echas al viento a correr a otro lugar,
pides clemencia,
y entonces todo se congela.

Oh, pequeña.
El hielo
es el peor testigo.

Las voces permanecen hundidas en el horizonte,
quizás el sol las remonte en el cielo.
Algún día, pequeña luz se retoma
dentro del escape de una palabra.
Una sola! No alcanza a ser maniobra
esto de cambiar lo que se dice,
significantes en prohibido,
en hielo.

Oh, pequeña.
El hielo
es el peor enemigo.
Congela las palabras
y en la mente siberiana

cantan
se silencian
cantarán


hasta el día de tu muerte.//

Monday, October 8, 2012

Premeditados





Si te doy algo de mi dulzura
me deja temblando el viento por dentro
de comisuras del alma.
No siento lo perdido,
sino que gano el mundo
en un segundo
de duda sostenida,
de niebla escondida
en los párpados,
un beso
a los ojos.

Un caminar se da sobre plantíos
de nubes rojizas que juegan
en las mejillas,
en las orillas de un cuento
al oído en un intento
de armar el universo de nuevo,
de nuevo,
en remolinos,
de nuevo,
danzar de nuevo
en triples intensos,
cuerpo, alma, espíritu,
esbózame el momento
de tu mano en mi cintura,
atrapada por tus voces,
varios besos
a los sueños.

Si te doy algo de mi dulzura,
que tiembla la tierra completa
bajo mi pequeño reino de hormigas,
no se siente perdido,
la confusa alegría,
los cielos incendiarios,
los versos legendarios
de dos segundos al oído.
Lo perdido, lo dolido,
ganado de un soplido
de amor nocturno
en el pronto asombro
de un beso
a los encuentros
de a poco
entre movimientos
simples y enamorados
intentos
de paraísos.

Bien pequeños.
Pero nuestros.//

Terrena y Celestia





Terrena, déjame ser Celestia.
¿Celestia? Pisa suelo profundo
y no te vueles con el tiempo perdido.
Perdida tu alma es, Terrena.
Los barriales no son carga
que mis pies en alas deban aceptar
por largo tiempo.
Y por todo un momento, Terrena,
más vale vivir por un momento
lo que siente la burbuja al viento,
ser preciosa luz pequeña.
Eso es vida, Terrena.
¿Qué quieres entonces, ser Celestia,
y pretender volcar el mar
en una copa?
Yo quiero ser Celestia,
donar mis cargas al desamargo,
y puede entonces que me vaya feliz
a un pequeño desierto
donde los mil soles se abrazan.
Pero yo quiero ser ahí
como un pequeño sol nuevo,
lista para que me descubran,
lista para que me persigan,
no como a un dios,
sino como a un objeto curioso
que merece ser observado
con detención.
Terrena, déjame ser Celestia,
déjame ser un puñado tornasol
de risa alta,
de risa del Altísimo,
quiero ver qué hay
dentro de las estrellas,
que atrapada en estas raíces
ya no puedo volver a cantar.

Celestia,
Celestia,
no eres nada sin Terrena,
debes ver el tiempo entero
antes de escudriñar
los segundos entremedio
de las luces del alba,
hasta desaparecer.

Debes ser dolor
antes de ser gloria.

Debes ser Terrena
antes de ser Celestia,


Siempre serás ambas.//

Pequeñas alabanzas




Pequeñas alabanzas,
donde las miradas son danzas
caminando por dentro del alma,
dibujando una pequeña canción,
una simple oración
de humildad.

Cada paso de vida,
cada alegría que se entona,
se eleva a ti en un circo
de voces unísonas,
y Tú a cada una le diste su
misión especial.
Un fuego de articificio
que desplegará una imagen
que solo Tú verás.

Pequeñas alabanzas,
plegarias interminables
donde cada palabra es una danza
que apenas si alcanza
a cubrir cada lágrima de alegría.

Los días que son míos y Tuyos,
cuando la vida me estalla en calma,
mirando tus músicas desenvainan
salmos, descrubren
templos, silencian
descalabros, abundan
caricias celestes,
pequeños puentes
para alcanzar tus manos.

Tu Hijo es entre nosotros,
dirije las pequeñas orquestas felices
de voces multicordia,
donde no se haya discordia
más que con la absurda oscuridad.
Vestido tornasol,
abraza la caravana,
mientras todos alaban,
todos celebran,
todos Te alaban,
Padre Celeste,
por la vida que florece
acá, donde el espíritu enraiza
Tus motivos más secretos,
tu fuego desatado.

Pequeñas alabanzas,
¡que se eleven las danzas!
¡Más alto el acordeón, el arpa!
Que el Padre te escuche:
Hoy estoy contenta
porque Eres Real.

Eres.
Real.//

Primavera de fuego




Con la pequeña nostalgia a cuestas
se enciende una lágrima desde la cintura,
las costillas, el alma anclada
a los brotes de flores tímidas,
y a esa nostalgia adolescente
que adolece precisa de
un poco de sol de primavera.

Antes todo era invierno,
y te quejabas por el frío
descomunal, que arrasaba con tus campos
de dientes de dragón en llamas.
Siempre arrasaba campos enteros,
gigantes desiertos
eran entonces tus veladas
escondido debajo de la cama.

Cada vez es mejor, nadie lo diría.
Tiempos otros de magos y campanas,
viste tiempos mejores, más paganos,
más de piel en cristales de hielo.
La primavera adelanta señuelos,
pero no es sin duda embustera
mi primavera.
Mi primavera es abrazo de aromos
que quietos se gozan en mis
cavilaciones pequeñas e idiotas,
risueñas y remotas
en vaivenes de viento tibio.

Oh, prendida la causa,
en llamas me acuesto en el pasto
a pensar en remolinos
como quien pierde la cabeza
por conocer el origen
de la prisa del mundo.
La prisa, mi buen amigo, no es amiga
de quien quiere conocer las flores,
las flores de un día,
las flores pequeñas, payasas
de primavera.
Mi alma incendiaria,
alma aquietada,
se envuelve en primavera,
que hasta tarde dura el sol,
hasta que me hunda en el pasto
para volver a mi posición hiberna
bajo la tierra.//

Friday, August 17, 2012

Mon Homme







Mi hombre invenciona cielos,
inspecciona momentos
en los que podemos agachar la razón,
recostar la mente,
echar al aire al amor.
Mi hombre guarda en el bolsillo
cada melodía
que alguien olvidó en los pasillos
de viajes frenéticos,
entonces cuando mi mano se desliza
por aquellos recovecos,
siempre encuentro una canción
para saciar mi alma
en una que otra tarde
adormilada.
Mi hombre tiene un mapa
de mi corazón:
se pierde en sus laberintos
para secar mis sollozos,
para encontrar a la niña solitaria
que habita los rincones.
Mi hombre sabe qué palabras
activan cada válvula,
qué tipo de abrazos
sacarán qué fantasmas de tristeza
para siempre,
qué sonrisas elevará
cada tarde.
Mi hombre es curioso
y de mirada frágil,
se mueve como un niño
en las multitudes,
y es un héroe
de pequeños mundos
indecibles,
tal es mi admiración
por su cosmos creado.
Mi hombre crea y recrea
recuerdos y novedades,
enamora respiros
y guarda mis suspiros
en su álbum de viajes
estelares.

Mi hombre es mi hombre,
y sin ánimo de posesión, pues
simplemente somos dos pequeñas voces
con el alma burbujeante,
jugando
jugando
en medio de la calle
en circos de papel y sonidos
y entre recreos nimios,
un simple beso
con sabor a nube
y firmamento.//

Compromiso





Se compromete una vida
en el intento de dar ciencia
al paso de los días.
Se compromete una vida,
la raíz de los recuerdos
se apuesta en el andar.
Entonces cuando tomas mi mano,
el compromiso se cierra,
se perpetúa hasta mis huesos,
y llamo eterno a cada sentido,
a cada momento
llamo infinito.

Compromiso se tiñe de sangre,
se desgarra la vida
y se desvive por la ansiedad
de verte siempre
en el umbral de días mejores.
La victoria de un beso y un abrazo
en plena tormenta,
firmando un pacto nuevo,
una tierra nueva
bajo nuevos cielos.

Cuando despierto a tu lado
en noches indefinidas,
cansados de viajar tanto
por espacios y resquicios,
por pieles y sitios
cargados en cielo y lluvia,
lluvia tibia.
Cuando se llora de alegría,
cuando tomas mi vida
y en una intermitencia
te haces luz también
solo para hacerme
sentir mejor.

Comprometo cada gota de luz
bajo tu piel.
Pero, cierta es la ególatra risa
que muchas veces
acalla mi amor.
No, el compromiso es perpetuo:
yo te entrego todo cuanto poseo,
todo cuanto he
manufacturado,
cada barco de papel,
cada silueta imaginada,
cada deseo a ojos cerrados
siempre es tuyo,
fue tuyo más allá
de todo cálculo.

Y detrás de cada ánimo
hay uno de mis llamados
para que vengas a buscarme
tras el sol donde me oculto.

Comprometeremos un baile secreto
que nadie más verá
cuando pase el frío.//

La línea de la vida





Puede que alguna vez
algún hada haya bajado de sus pétalos
en alguna tarde perdida de primavera
y me haya explicado, bien cerca al oído,
bien despacio y calmado
la línea de mi vida dibujada
azulada en la palma de mi mano.
Y yo siendo muy niña,
muy poco insolente,
solo la haya escuchado
para olvidar al segundo siguiente
la profecía.

Quién sabe cuántos espejismos guarda
el sol de primavera.

Y cuando te encontré,
cuando te encontré,
volví a mirar la palma de mi mano,
intentado recordar las palabras
del hada importuna,
pero no pude
no pude recordar nada: era como si
una antigua vida yaciera
bajo una nueva vida.
Entonces algo nuevo danzaba entre mis venas,
y ya no era esa palma la misma,
la gobernaban otras carreteras,
súper carreteras veloces eran sus líneas,
era vértigo,
pero sobre todo amor.

Quién sabe cuánta sabiduría
hay en no mirarse las palmas de las manos,
que las líneas se hacen solas,
las líneas se hacen de viento.

Y parte, parte, cielo y mar,
se fueron armando las líneas de mi mano,
fui conciente de algo más grande
cuando sentía las estaciones
pasar por nuestro abrazo.
Un álbum de fotografías,
un lago donde reflejarse,
un anhelo pequeño sentada bajo un árbol.
Cuando dormías se me ocurrió
que tal vez también debía
vigilar las palmas de tus manos:
ver los caminos conjugados.

Quién sabe cuánta fe
hay en no mirar el destino del otro,
sino en esperar con fe del silencio
el paso del tiempo,
que el amor lo hará todo.

Eso me dijo Dios en un sueño.
Prometí solo sentir la sangre
corriendo por mis venas,
alimentando los caminos de las
líneas de mis manos,
esperando que tu sangre
dibujara los mismos caminos
en tus manos de hombre.

Quién sabe...
Sabemos que vamos bien.//