Monday, December 17, 2012

Drop




Me veo a los pies de las penas
como una pequeña gota
vaciándose en la mejilla
de las melancolías propuestas.
Sé que a veces me propongo
ser una gota cayendo inválida
sobre hojas secas,
recuerdos secos de siempre,
espectros del pasado
que pretendieron besar
calzar
mis andanzas.

Pero si dice mi nombre
otra vez, otra vez,
esa luz de alerta se vuelve
la pereza de la pena inconclusa:
siempre habrá tiempo para
soltar las lágrimas a mi antojo,
volverse de piedra un poco,
ser voluble así violenta así
nublada así desesperada
porque el ciclo así lo pide
te apareces de nuevo y yo no puedo más
nopuedomásqueavanzarsinrespirar
otra vez, otra vez
ser la lágrima caída
en mejillas ajenas, ser cada lágrima
en las cuitas universales
de cada persona en Santiago.

Y ahí dejar de sentir que soy un velero
en el cemento y en la soledad miriada
de Santiago.

Cada quien padece
a los pies de sus propias penas
y humedece el día
y se encierra en una gota
para dejar que suene un disco de silencio de fondo
que en su red atraiga polillas,
amores y enamores vanos,

para llorar entonces
llorar entonces
entre la multitud.//

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