Con filas inagotables como
espesas mareas negras
el Principado de las Hormigas versa bajo tierra
y quién sabe qué designios marcan
bajo su implícita norma de reinado.
Asumo que bajo tierra, años luz bajo tierra
se mezclan entre el Hades y los recuerdos
de pueblos arcaicos
y escuchan a Orfeo cantar
mientras construyen, avanzan la subterra,
avanzan, construyen la subterra.
Y Plutón les confía
los detalles de su última gresca
con el Sol.
El Principado de las Hormigas,
asumo, es un comunismo monárquico
de trabajo de sol y sombra ni descanso dominical.
Con viejos trucos de magia militar
y escaramuzas bajo tierra, jeroglíficos
de caminos entrecruzos, hilados, entramados
de vías túneles débiles y guardando en su
fórmica memoria
cada pequeño paso,
viven o mueren.
Y justo más arriba del Inferno
y de la cabeza de Virgilio, nadan
entre arena y fósiles húmedos,
papeles quemados, roca y oro,
a sus ciudades satélites donde tributan
a la gran holgazana realeza
de infinita descendencia
y ojos infinitamente grandes.
Las hormigas guardan los misterios subterráneos,
asumo.
Las hormigas sabesn si bajo tierra se guardan las almas,
asumo.
Entonces
no volveré a masacrar hormigas jamás.
Dejaré que abran una sucursal en mi almohada
para que naveguen mis sesos
y me soplen los secretos
que guarda su Principado.
Pero no voy a divulgarlo.//
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