- Dime si has visto algo más absurdo
que vagar sin sentido entre amapolas soporíferas
fingiendo lucidez total sobre los misterios del universo
y del mismo amor.
- No. Ciertamente no. Pienso en ello
y la ira colma mis buenas intenciones cuando
observo a la gente incongruente y sarcástica.
- Necesito una crisálida.
- Necesito una bebida energética.
- Necesito la luz del sol sin agregados apocalípticos.
- Necesito una caricia en mi piel mezquina, ajada.
- Yo también.
- He visto tantos ventarrones rasguñar mi piel, he visto
sangrar mis brazos con la impotencia del ejecutado.
- Quizás lo que necesite sea abandonar.
- ¿Cómo abandonar?
- Abandonar. No quiero decir huir, es demasiado definitivo.
Es en demasía algo sin propósito ni fin. Algo físico.
Digo abandonar, porque quiero incluso salirme de mi complexión
que me ata a algo que me desagrada. Implica una totalidad, pero
parte desde mí mismo.
- Te encuentras atrapado.
- Sí.
- Yo también. Siento que incluso los mismos arco iris
contribuyen a hacerme miserable.
- ¿Miserable? Sí, es la belleza no correspondida
de actos falsos versus una inmensidad. No se condice
ante nada concreto. Nada que el cuerpo pueda asir.
- Me acomplejo. Me abrumo. No me siento florecer
como se supone debería hacerlo... y sin embargo, este momento...
- ¿Sí?
- ... es esta conversación. Observa mi rostro, observa mi sonrisa.
- ¿Floreces?
- Quizás soy un pequeño rosal lleno de espinas, sin flores
pero que ha abierto al viento una promesa de un brote.
- ... ¿Crees que podría ser mía una de esas rosas, una vez que florezcan?
- No sé si las espinas te permitan cortar una.
- Déjame solo contemplarla. Si la arranco, morirá más rápido
y me vería forzado a ponerla en un odioso florero
y a contrastar los minutos viéndola morir rápido.
- ... bueno. Tengo que irme. Me esperan...
- ... los horarios y la rutina. Sí, a mí también.
- Ha sido agradable compartir este minuto contigo.
- Lo mismo digo.
- Chao.
- Chao.
que vagar sin sentido entre amapolas soporíferas
fingiendo lucidez total sobre los misterios del universo
y del mismo amor.
- No. Ciertamente no. Pienso en ello
y la ira colma mis buenas intenciones cuando
observo a la gente incongruente y sarcástica.
- Necesito una crisálida.
- Necesito una bebida energética.
- Necesito la luz del sol sin agregados apocalípticos.
- Necesito una caricia en mi piel mezquina, ajada.
- Yo también.
- He visto tantos ventarrones rasguñar mi piel, he visto
sangrar mis brazos con la impotencia del ejecutado.
- Quizás lo que necesite sea abandonar.
- ¿Cómo abandonar?
- Abandonar. No quiero decir huir, es demasiado definitivo.
Es en demasía algo sin propósito ni fin. Algo físico.
Digo abandonar, porque quiero incluso salirme de mi complexión
que me ata a algo que me desagrada. Implica una totalidad, pero
parte desde mí mismo.
- Te encuentras atrapado.
- Sí.
- Yo también. Siento que incluso los mismos arco iris
contribuyen a hacerme miserable.
- ¿Miserable? Sí, es la belleza no correspondida
de actos falsos versus una inmensidad. No se condice
ante nada concreto. Nada que el cuerpo pueda asir.
- Me acomplejo. Me abrumo. No me siento florecer
como se supone debería hacerlo... y sin embargo, este momento...
- ¿Sí?
- ... es esta conversación. Observa mi rostro, observa mi sonrisa.
- ¿Floreces?
- Quizás soy un pequeño rosal lleno de espinas, sin flores
pero que ha abierto al viento una promesa de un brote.
- ... ¿Crees que podría ser mía una de esas rosas, una vez que florezcan?
- No sé si las espinas te permitan cortar una.
- Déjame solo contemplarla. Si la arranco, morirá más rápido
y me vería forzado a ponerla en un odioso florero
y a contrastar los minutos viéndola morir rápido.
- ... bueno. Tengo que irme. Me esperan...
- ... los horarios y la rutina. Sí, a mí también.
- Ha sido agradable compartir este minuto contigo.
- Lo mismo digo.
- Chao.
- Chao.
2 comments:
Protección...
http://www3.sympatico.ca/gaston.ringuelet/lepetitprince/capitulo07.html
"Lo tomé entre mis brazos y lo mecí. Le decía: "La flor que amas no está en peligro... Dibujaré un bozal para tu cordero... Te dibujaré una coraza para tu flor... Te..." No sabía bien qué decir."
Definitivamente el asunto de las espinas es interminable. Hago el paralelo entre la situacipon descrita por el principito, de los corderos que se comen las flores aún con espinas, situación que hace vano el mecanismo de protección de las flores, y mi poema, en que las espinas, siendo un obstáculo a los ojos de ella, no lo son para él, quien prefiere conservar la flor en su totalidad y contemplarla así, capturando mejor su esencia, con espinas y todo.
Eso nos lleva (al menos a mí) a la pregunta... para qué entonces las protecciones, las corazas que nosotros mismos nos construimos? Llámese esta miedo, timidez, prejuicios...tantas. Protección o no, la vida nos tomará de todas formas, y nos dará la lección que debamos aprender, lo queramos o no, sea muy resistente nuestra armadura o no. La gente lleva armaduras, espinas sin darse cuenta que así la carga es más pesada. Estar abierto al dolor y al sufrimiento no es opción para nadie, pero quizás haría seres más humanos... no lo sé.
esop.
(k)
Post a Comment