Monday, January 11, 2010

Poeta

Los poetas saben de sus pares

Por pequeñas luces que les brotan de los dedos.

Y dejan marcas violáceas

En los fierros del metro, pasamanos,

En las cabinas telefónicas.

Los poetas saben, miran suspicaces

El cielo rojo de otoño, y deciden

El momento idóneo para

Enraizar frases, faustos, versos

En las calles de concreto y hormigón.

Yo lo sé, vi uno un día rascarse la cabeza

En posición retorcida, como

En conjunción con cuerpos cósmicos.

Y me preguntó por qué lo miraba.

Así, con esta misma voz taciturna de claustros

Por qué.

Yo le dije que había visto la lumbre de sus dedos

Y la risilla que manaban sus pasos

Por la acera, una risilla violenta e ingenua.

Violenta e ingenua.

Que sabía entonces que él era un poeta.

Y él me dijo, mientes niña, mientes.

Y prendió fuego a neumáticos y versos

Que colapsaron el tránsito de esa Alameda.

Entonces se fue, la risa que lo secundaba

Y la lumbre, las luces pardas

Aterrizaban aún en mis pupilas.

Los poetas saben de sus pares

Por pequeñas luces que les brotan de los dedos.

Pero lo niegan. Lo niegan.

Es por eso que quiero ser poeta.//

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