Tuesday, February 23, 2010

Soberbial

La soberbia genera seres solos.

Cogí mi mundo que dejara en una tarde

tibia de invierno en tus manos, cogí mi mundo,

te arrebaté mi mundo para fugarme

con mis amantes de fantasía y papel

lejos de ti.

Trémula pensé en mi vacío.

Trémula pensé en mi soledad

a la que me lanzaba con la avidez de un zancudo

a la sangre, la sangre negra, el velo negro

del estar sola.

Sola, la soberbia genera seres solos,

mujeres solas que crean figuras de plasticina a partir de

desvelos, entre sábanas ásperas, entre pensamientos

áridos. Porque aún lo recuerdas a él

cuando miró en tus ojos mintiendo

sobre lo que en realidad veía.

La soberbia genera seres falsos, mentirosos,

mentiras elaboradas sobre mi belleza, ahora

su piel clama a otra, ahora

sus brazos llaman a otra, ahora

su ego se hincha gracias a otra

mientras esta ave sola, este búho mercenario

se hace misántropo de cuevas vastas

donde en un vaivén van sus sueños,

donde en un vaivén de aires pielágicos

va su cuerpo.

Resquebrajado. La soberba resquebraja.

La soberbia nos mete el dedo en la boca

si de amores se trata. Trasvasija memorias

en función de un bienestar secreto, egomaníaco.

En realidad nunca quise desnudarme, en realidad

no quería parecer la niñita asustada ante los monstruos

en los que se convirtieron mis poemas.

Yo solo quería hacerte saber que tu soberbia,

que mi soberbia dejó el cráter en nuestra relación

endeble. Cráter y miserias desparramadas que tú

nunca quisiste mirar para no nublar

tu cara feliz, tu cara tranquila.

La soberbia genera seres falsamente alegres,

decías que estabas tranquilo, y la ecolalia de tus frases

entonces llegaba a mis oídos solos, absorventes.

Pude haber llorado más de no haber sido

por mi soberbia. Por las mujeres que me tomaron

de la mano, que atraparon

mi caída en volutas de recuerdos.

Hermana,

hermana,

hermana,

retoma tu camino, mujer silente,

mujer soberbia,

retoma, avanza.

Ave, retorna, planea, avanza,

repliégate, avanza.

Corre, canta, avanza

Pero no olvides. Nunca.

Nunca olvides nada.

Porque esa es tarea de hombres.

La nuestra es mantener nuestros pianos cantando

Nuestros. Pianos cantando.//

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