Me soñé haciéndole el amor al mar
en un continuo de olas y rayos de sol
que aumentaban mi deseo circular
con veleros en mi espalda y sirenas en mis labios.
Y de un sueño-catapulta
me pasé a otro sueño-catapulta
en las estaciones de esa noche infinita.
Me soñé paseando con un traje anti-llamas
buscando un beso en un bosque de quimeras
huérfanas. Nunca llegué al linde a pesar
de que el camino eran límites entrecruzos tejidos
a mi andar.
Y de un sueño-catapulta
lanzada a otros sueños-catapulta,
recorrí la noche en el desorden de mi lecho ínfimo.
Me soñé cavando un túnel con mis manos
en el desierto más pequeño del mundo
mientras pasaba gente vestida con elegancia a mi lado
pateando arena que volvía a tapar mi excavación.
Y ya era anciana y aún no podía terminar mi túnel.
Y de un sueño-catapulta
me lancé a otros sueños-catapulta
hasta que los sueños-catapulta comienzan a poblar
todas mis venas así como una infección,
y ya entonces toda mi vida son sueños catapulta
donde estoy en océanos y desiertos y bosques
en mi lecho de aire, con los ojos semicerrados
esperando el beso,
el beso unívoco
de la alegría sencilla realidad.//
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