Presento al vacío mis dudas,
desde donde la ingravidez pueda decidir
armar puzzles
y someterme a sus propias reglas
y velocímetros.
Rápido, el alma corre
ávida, se alza su mar
ínfimo por sobre
el límite de la
respiración.
¿Qué son dos segundos sin alma?
¿Qué son dos sueños suspendidos
en el alba?
Donde retomas el aire,
el aeropuerto de tus ideas
es donde nace el vuelo
más impertinente que ha visto
cielo alguno.
Calla, entonces.
Déjate caer,
déjate soñar
por otros ojos.
Que te vivan otras vidas,
y resuelve el acertijo
en un desliz de la piel,
en un vuelo, planeando
llegar al sol.//
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