Monday, July 5, 2010

Cosas



A veces la vida no fue buena

con mis pobres zapatos de taco alto,

ni con mis medias, hábitats adversos

y mucho alcohol por ahí, tantas invitaciones.

Déjame que te cuente.


A veces las miradas se volvían agraces,

me sentaba en mi cama con el alma

estirada en el suelo, y la contemplaba,

sus pequeños agujeros, ya remendarla

me causaba náuseas.

Y a él no le importaba.


A él no le importaba. Me dibujaba

barrotes en la cara, mi cuerpo

era una cárcel de carne viva.

Pero era más fácil lavarse la cara

todos los días con falsos seños

y un beso mezquino antes de irse a trabajar.


Oprobio e incerteza. Me preguntaba si había

fantasmas cerca, en la cama, los vecinos

de al lado, todo me acusaba y me daba un miedo

sencillo. Esos son los peores, porque la fuente

duerme en tu cama. Respira tu aire

y consume tu amor pálido.


A veces la vida no fue buena

con mis manos vacías, descuidadas.

Déjame que te cuente.


Porque espero no seas tú igual a él.//

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