Sé que soy la configuración sónica
de una maquinaria hilarante
de voces discordantes. Sé que soy
paloma en campo minado.
Sé que soy vendetta de la tundra,
ácida flor alimentada de humaredas,
pero con su propia aura fundida de
sedimentos de estrella y hielo.
Y a veces vendedores de calas
ignoran mis canciones.
Pero no me arrepiento de que
me pregunten al borde del puente
si el sol pasa por estos cosmos.
Mi cara presocrática a veces dibuja
una que otra certeza en las paredes de
callejones. Y mis palabras cantan antes
de que yo sepa cuál es su cometido
en el aire.
Y a veces princesas de otras polis
ignoran que yo también sé amanecer.
Y sí, sé que soy la configuración sónica
de una maquinaria arrogante
de sueños prepotentes.
Pero soy poeta aunque mi canto vista
señuelos baratos y mi palidez ahuyente
catedráticos.
Porque en el cantar sencillo se alberga
la procesión y el vacío
de luces azules y llamas azules
y tormentas azules.
Vida. Atento vida.
¡Sin más preámbulo
que papeles escritos en máquinas de escribir
subastadas en cárceles del pensamiento!
Desde aquí te recito.//
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