Mientras los amigos se van de repente
entre los entredichos se entretejen
roqueríos afilados con lo que no se dijo.
Los amigos se van en marcialidad intacta,
y el pobre de espíritu que ni sus rencores guarda
flamea al viento y se deja espaciar
por el azúcar en el aire, azúcar de ciénaga,
azúcar de beso ajeno y sabiduría simple
en amor.
Mientras las cosas se van de repente
entre los entramados se entrelazan
otras cosas que nunca nadie reclamó.
Algo así como escarapelas de papel de algunas
batallas, a ciegas, batallas al viento.
Símbolos pálidos de ideologías que defendiste
a ciegas, vacuo, a hurtadillas en segundos.
El simple de alma vaga como dibujando
trapecios en el empedrado y se deja asaltar
por la sal de otras lágrimas, sal senecta,
sal de despedida mutua y marcha erecta
en soledad.
La pregunta salta entonces:
¿eres realmente feliz?
Y la respuesta cae a los pies:
Sigue caminando.//
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