Como transplantado a la tierra,
a la tierra seca, infértil de una ciudad
de gloria deslavada,
el hombre del tiempo centrífugo
piensa en que alguien lo llama, quiénes
andarán junto a él bajo el sol, los miles
de hombres con rostros de papel
y manos de piel de cigarra.
El hombre del tiempo centrífugo, alítero
rodea avenidas en las que recién florecen
rocas de mar y museos de partículas
de polvo. El hombre guiña al cielo,
el hombre hace retumbar señalética en derredor.
Si había árboles, si había panacea,
a sus pies arguyen piedad
y orbitan como piezas en defecto del silencio.
Y si había amantes, nunca supieron
qué hálito los separó. Qué auras nublaron
la prístina fusión de dos almas heladas que buscan calor.
El hombre del tiempo centrífugo es un fantasma
sin luz. Ojos neutros y paso ligero.
Hombre hijo de un cronos indolente,
sin cuerpo conciente,
es la eterna vida del ladrón de momentos.
Ladrón de momentos en circuitos sin sueños.
Hombre del tiempo centrífugo,
Extraño aliado del incongruir anestesiado.
Quién sabe si hallará su verdadero silo,
O si nunca salió de él.//
No comments:
Post a Comment