Wednesday, June 9, 2010

Exilio



Mi cabeza bajo el agua

mientras escucho el clavicordio

histérico en mis oídos.

La canción. Que deviene en ondas circulares

en el agua. La canción.

Son vidas exhaustas de nadar

en aguas metalizadas por las lágrimas.

Conozco esas aguas, durante algún tiempo

bebí de esa agua como si se tratara

de elixir vital.

Pero hoy, bajo el agua de una fuente

en una plaza cualquiera, paralela,

septentrional, meridiano cero,

tierra cero, ser humano negativo,

pienso en hacer crecer de a poco

ralea de rosas blancas en esta misma agua.

Escapar es un encuentro de luces

opuestas, y el agua precipita

nubarrones de pensamientos

al fondo, con las piedras doradas,

monedas de cobre y trocitos de hielo

de la última helada, ahí se quedan.

Hasta que yo les diga vuelen.

Vuelen.



Mi cabeza bajo el agua,

imágenes sin poesía, aborción

de la mirada tibia. No quiero mirar

las cosas con el iris hospitalario,

no. Mi cabeza se quedará habitando

con los peces dorados de la fuente

hasta que halle la forma de crear

nuevos mundos con latas de bebida,

sueños rotos y plasticina.

Sueños rotos y plasticina.

No. No más mirar sin saber, no más

absorver sin roer.

Ni respirar sin atardecer los propios miedos,

como conquistando momentos

para hacer a otros

felices.



A veces también hay fantasmas

debajo del agua.//

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