Corrí, corrí
como sacudiéndome los recuerdos
de la ropa, y la lluvia,
me acariciaba la lluvia con sus manos
de escarcha, líquidas, sabor a Santiago.
La pequeña amargura del pequeño encierro.
Y nada más fui libre,
porque mis brazos se alzaban como alas
traviesas en los átomos de lluvia
que me rodeaban y bailaban para mí.
¡Si eran mil soles, mil soles de tundra de fusión,
de estalactita!
¡Y eran las imágenes, secuencias, planos,
movimientos, gestos, momentos, rostros,
besos, era tanto segundo concentrado
en la carrera de una cuadra!
MI SOMBRA NO ME SIGUIÓ ESTA VEZ.
No, yo fui más rápida, yo me puse
alas de lluvia y cielos grises
y corrí conmemorando, olvidando.
Viento de décadas.
Viento de días.
Dice nombres a mí, dice
ya todo es completo.
Ya todo es completo.
Y corro, corro,
mis colores se destiñen bajo la lluvia,
soy todo el mundo en una sola gota,
en un solo impulso de carrera loca
entre la gente.
Soy yo esta vez, cielo de Santiago,
soy yo misma esta vez
sin deberle rosas a nadie.
Luego pulsé pausa
y descansé.//
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