Probablemente siento exactamente
la cosa contraria al minuto anterior.
Y pienso silogismos que se contradicen,
y establezco paradigmas opuestos
a los correspondientes a mi generación.
Si crío libélulas entre mis libros
es porque mi propio reino nace
de las cosas más inesperadas.
Y claro, luego ellas vuelan
mientras tú te preguntas por la magnitud
de su vuelo.
¿Quién dice que mis cuentos
deben pertenecer a estos tiempos?
Si interpreto cánones medievales,
o si justo piso espacio intersideral,
no ajustes mi reloj a la hora de nuestra cita,
que pierdes tú más que yo.
Mejor tú que yo,
te haces a un lado mientras mi rapsodia
recién comienza.
Y la cosa contraria a lo expuesto con toda
antelación
desfila ante tus ojos.
Si perteneces a la voz de tu generación,
mucha suerte, tendrás que calcar muchas
consignas en paredes. Nada comprometedor.
Nada original.
Mientras yo destruyo, y pienso exactamente
la cosa contraria al segundo anterior.
El latido contrario al segundo anterior.
Esta es la marca personal
de mi propia época.//
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