This story goes backwards
and is not that easy to tell.
Pienso en la gestación de ese,
mi pequeño sueño de celofán,
cuando me perdí en galerías de antiguedades
sin etiquetar, y la brisa completó todo,
mi confusión rayando en la abstinencia
o en la inocencia del sinrazón.
This story goes backwards
and is not that easy to tell.
Como galopando entre flechas que arden
con los rayos del sol a mediodía, entregué
mi piel al ángel de la esquina, que me dijo que
siempre estaría allí con mi secreto.
Siempre allí con mi secreto en papel de diario
apretado entre sus brazos níveos.
Desnuda, solo la calibración del viaje me agotó,
y las sombras de mi malicia oculta mostraron
la punta de sus trajes como advertencia,
como advertencia de mi potencial
epifanía.
This story goes backwards
and is not that easy to tell.
Ellos son, grité más tarde. Ellos son
la razón de mi desvelo. Las estrellas
me mostraron la cara de quienes conocen del amor,
eruditos escondidos en lo alto de las copas
de los árboles de las plazas. Besé sus manos
y ellos me abrazaron como si entre nosotros hubiese
simetría de sangres. Los pájaros me dijeron
por fin, por fin los encontraste. Y ellos te encontraron.
Loveology, teorías celestes y la lectura de ojos
aprendí con el minutero al revés. Todo al revés.
Porque sí, niña tonta. Esto va al revés.
Las raíces al centro, y tu corazón mediante.
Hagamos florecer marchitancias extremadas
y el retorno a la semilla, a la sencilla germinación
de tu sueño que traes en papel celofán
y que ahora nos vas a contar.//
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