Thursday, April 8, 2010

Reveries

Si no es la voz, es el verso

que se cuadra insolente ante el imperio

del silencio.

Remotas se hayan entre sí las ciudades

que encontré en sueños, allí mismo

tracé, entre vahos azules tracé

un pequeño mapa en papel crepé.

Insolencia de mis manos ante los

que quiero.

Pura insolencia. Mi arrebato ante la

pureza. Es infamia del vuelo de los

noctámbulos sobre catedrales impías.

Son otras manos sobre las mías frías.

Y si no es la vida, es el ensueño por el que

palpito, inconmesurable, gotas en el precipicio

dentado de las hojas. Anhelo mi propio otoño

que me bote las escamas en un solo ventarrón

de fuego. Que se me caiga el pelo

como muestra del cambio que espero.

Quería labios rojos pero solo me dieron

la pálida estancia de dos líneas delgadas.

Pero está el verso ante la dictadura

del silencio. La insolencia

del abrazo, del verso, del abrazo

del verso sobre los cardenales.

Mis oraciones al final del alba.

Mis juegos al borde de la calma.//

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