Me convertí en un alma escabulliza.
Uso como ocio la introspecta huida en tardes lluviosas
cuando ya no se puede ir a cazar pelusas
de vapor ni cartas aéreas -
Que son mías. Mías y del que amo.
Me convertí en un alma escurridiza.
Pero el tiempo fue el que cambió. En serio.
El tiempo me habló, pasando a ras de mi piel,
pernoctando en el bosque de mis deseos
me dijo que a ciencia cierta y como en versos retraídos
que él cambiaría para deleite de las aves que gobiernan
las copas de los árboles que son el centro de mi espíritu.
En serio, el tiempo fue el que cambió.
La melancolía irrespecta fue otra: se entramó
bajo los rayos de sol que me pasaban por el cráneo,
identificando las penas y siendo perfecta y serena
con tal de yo moverme de nostalgias y sonreír.
Como irreverente y feliz, ésa
me encuentro frente al cielo.
Pero yo no cambié. En serio. Todos ustedes cambian
como prismas desplazados a cada segundo, entonces
la luz del sol los visita pero su respuesta es diversa.
Y mi alma también proyecta rostros diversos,
pero yo no cambié.
Ustedes cambiaron, el tiempo cambió.
Pero yo no cambié. Lo juro.//
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